lunes, 6 de septiembre de 2010

Amo Madrid y no puedo evitarlo.

Me gusta Madrid y no puedo ocultarlo.
Conoces a gente que no encuentras todos los días. Madrid no duerme, no se esconde. Te atrapa por las esquinas y te da la oportunidad de vivir los mejores días de tu vida, y las noches si puedes compartirlas. Te abre los ojos y te abraza a base de plazas y tapas, no es hipócrita ni mentirosa, es como es. Te enseña sus defectos, su humo, su contaminación y sus sintecho. No esconde ni a las prostitutas ni a los drogadictos.

Madrid es sincera, es transparente como el mar del que carece y sustituye por un lago. Esquemática y caótica, es estresante e irritante. Dan ganas de gritar y de pararlo todo los lunes por la mañana, porque a nadie le apetece ir a trabajar, pero van todos.

Es como una droga, que vicia. Se hace vital y te corrompe, te seduce con sus largas paredes y grandes parques. Peor que la maría, que la ketamina y la coca. Peor que el café de las mañanas y el chocolate de los domingos. No te puedes desintoxicar, no hay manera. Ni lo intentes, no lo pienses, porque acto seguido aparecerá ante tu puerta un nuevo espectáculo de luces y música. Una nueva foto que plasmar. O incluso, como último recurso, Madrid moverá los hilos para que a tu vida llegue un extraño que te revolucionará todo. Tu modo de pensar, tus motivaciones o los lugares que conoces.

Porque al fin y al cabo, a Madrid no se va, se vuelve.

Quien puso un pie en Sol ya dejó su indeleble huella en el tiempo, que recordará cada vez que tome las uvas. Al final siempre te reconcilias con Madrid, siempre. No hay forma de no hacerlo. Un día tú y tu cabreo iréis a una calle y diréis, “qué bonito, espero que el paraíso esté construido con los mismos ladrillos”. Te tumbarás en el Retiro e inspirarás. Respirarás. Expirarás odio como el que expulsan los coches que se niegan a usar el metro y sonreirás.
Aun en los días de nieve te gustará verlo todo blanco.
Y en primavera te encantará oír los chelos
en la calle Mayor tocando tangos.
Y la gente celebrando, mojándose en las fuentes.
Las carrozas. La noche que no duerme.

*Mapi* 6 de setiembre 2010.
-Porque no sólo de cumplidos vive la poesía.-